Los pastores holandeses, tanto por el carácter como por su físico, son unos perros muy adecuados para hacer cualquier tipo de actividad deportiva. Son perros fuertes y resistentes, se adaptan bien a casi cualquier clima, aunque prefieren los climas fríos y templados a los cálidos, y a casi cualquier situación. Al igual que los belgas, son buenos para el Agility y otros deportes de carácter lúdico, pero también son muy adecuados para tareas de vigilancia y defensa, para los cuerpos de salvamento y de rescate, y para las unidades caninas tanto de los cuerpos policiales como de los militares.
En cuanto a las tres variantes, la de pelo corto suele ser la elegida por los cuerpos de seguridad para su mayor vitalidad y energía, mientras que las otras dos (pelo largo y pelo duro) se consideran más adecuadas para los deportes y como animal de compañía, porque son un poco más reposadas y más fáciles de tratar. Las tres son adecuadas para el pastoreo.
Historia
Originalmente la función principal del Pastor Holandés era la típica de un perro pastor del campo. Desde épocas tempranas los Holandeses tuvieron una cultura agropecuaria, entre otras, conformada por rebaños de ovejas. Los perros debían mantener el rebaño apartado de la siembra, lo cual hacían patrullando los límites del camino y de los campos. También acompañaban el traslado del rebaño a las praderas comunes, mercados y puertos. En la granja, mantenían a las gallinas fuera del patio de la cocina, arreaban las vacas para ordeñar y tiraban del carro lechero. También alertaban a los granjeros si alguien entraba. Alrededor de 1900, los rebaños casi habían desaparecido en los Países Bajos. La versatibilidad del Pastor Holandés lo hizo adecuado para el adiestramiento, que en ese momento empezaba a hacerse popular. De esta forma comenzaba una nueva carrera como perro policía, de búsqueda y rescate y como perro guía para ciegos. De todas formas es todavía capaz de arrear rebaños. El primer estándar de la raza data del 12 de junio de 1898.
Temperamento
El estándar de la raza lo define como: cariñoso, obediente, de trato fácil, despierto, fiel y que se puede confiar. También añaden que tiene una expresión inteligente y un carácter vital.
El pastor holandés, como el pastor belga es un perro rústico, con mucha energía y que necesita mucho ejercicio diario. Si se le pasea a menudo y se juega puede ser un perro muy tranquilo y muy adaptable, pero la falta de ejercicio lo puede convertir en un perro aburrido y con comportamientos destructivos. Necesitan unos dueños firmes y enérgicos, que no sean agresivos, que les proporcionen un liderazgo efectivo y decidido pero sin nada de violencia. Los pastores holandeses pueden ser muy protectores con sus familias. Suele ser muy juguetón y atento y tolerante con los niños.
También son muy adecuados para conducir rebaños y para las labores del campo, en el pastoreo normalmente necesitan menos liderazgo que otros perros de pastor como el Border Collie que dependen fuerza del dueño pero que son muy obedientes, pero sí más que el pastor catalán, que tiene un carácter muy independiente.