Las hernias abdominales pueden ser externas, como las umbilicales, en las que el contenido abdominal protruye hacia el exterior a través del anillo umbilical, o bien internas, como la diafragmática. Las hernias umbilicales se consideran congénitas y se deben a un desarrollo embrionario defectuoso, mientras que las hernias abdominales craneales congénitas se han descrito asociadas a hernias diafragmáticas peritoenopericárdicas. Además, muchos machos con hernias umbilicales también padecen criptorquidismo , como es el caso de nuestro cachorro. Las hernias peritoneopericárdicas se han asociado además a defectos esternales, hernias abdominales craneales y umbilicales, cabello anormal en la parte ventral del abdomen, defectos cardiacos, shunt portosistémico congénito y defectos vasculares pulmonares. Los síntomas dependen de los órganos que traspasen el defecto en la pared y queden atrapados en la cavidad no correspondiente a su anatomía normal, por lo que podemos tener animales asintomáticos y encontrar estas patologías como hallazgos casuales o bien tener animales con síntomas muy variados, como gastrointestinales, cardiovasculares, respiratorios o simplemente dar signos inespecíficos como apatía. La resolución de estas patologías es siempre quirúrgica.